Este año nos hemos ido de viaje familiar a un destino exótico, Tailandia. La vuelta a mis ocupaciones habituales me gusta tomarla con suavidad, progresivamente, para ir subiendo el ritmo poco a poco. De la misma forma retomo mi blog, calentando motores y recordando mis experiencias del verano, cuando todavía no me encuentro metida de lleno en la vorágine profesional.  No voy a relatar aquí mis aventuras en Tailandia con una guía de viaje al uso, sino tan solo citaré tres experiencias que me han llamado la atención y que quizás, por su temática,  puedan interesar a los lectores de mi blog.

Para Atraer Clientela, Diferenciación

La visita al mercado flotante de Damnoen Saduak, a 80 km. de Bangkok, es toda una experiencia. A bordo de una canoa recorrimos el cauce del río, atestado de pequeñas embarcaciones cargadas con mercancías o turistas.  La sensación es de agobio total: el calor del verano es terrible, hay lanchas con tubos de escape malolientes y a menudo se forman embotellamientos de los que se sale milagrosamente gracias a la pericia de los conductores. En las dos orillas se suceden los puestos, la canoa se desliza a sus pies y se para, si sus ocupantes demuestran algún interés hacia alguno de ellos.

Mercado flotante Damnoen Saduak Tailandia

Mercado flotante de Damnoen Saduak (Tailandia)

Todos los puestos venden prácticamente lo mismo: artesanía, cerámica, tejidos, souvenirs turísticos, productos vistos ya mil veces y encima a un precio superior con respecto a otros mercados. Un excelente ejemplo de cómo, para atraer clientela, es imperativo diferenciarse. A falta de diferenciación de producto, en este caso la diferenciación reside en la personalidad del vendedor, en su energía, simpatía, empatía, en definitiva en su capacidad para atraer la atención. Recuerdo una joven sentada en su puesto con cara tristona – ¡Así no se vende ni una rosca! -. Sin embargo, en otros casos, generalmente al grito de “mamá”, “papá” algunos vendedores se esforzaban para conseguir que nos acercáramos e idealmente tocáramos la mercancía.

Más efectivo sería diferenciarse por producto: frente a una oferta indiferenciada, cualquier novedad consigue llamar la atención. Me habría gustado encontrar, por ejemplo, un puesto de libros: temáticos sobre Tailandia, turísticos, de fotografías, etc. Algo sencillo, inmediato, a buen precio: un excelente recuerdo tanto de este mercado, como del país. En Bangkok no he dado casi con ninguna librería y estoy segura de que más de uno nos habríamos parado en ese puesto.

Hablando de diferenciación, en este caso en la oferta turística, quisiera mencionar también el cercano “Mercado de las vías del tren”, en Mae Klog. El tren lo atraviesa ocho veces al día y los puestos son retirados pacientemente y vueltos a montar para volver a la normalidad, como puede apreciarse en este vídeo de Mundo-Nomada.com. En este caso se trata de un mercado local – se vende fruta, carne, pescado, etc. -, que por su originalidad atrae legiones de turistas.

Revertir a la Sociedad Parte del Éxito y de la Riqueza Conseguidos

A Wat Rong Khun – situado en Chiang Rai, en el norte de Tailandia – se le conoce como el “Templo Blanco”. Es un templo budista contemporáneo, de formas caprichosas, original y rompedor. Su construcción empezó en 1997 por iniciativa del artista más famoso de Tailandia, Chalermchai Kositpipat, que tras conseguir éxito y riqueza, consideró imperativo devolver parte de ella a su ciudad natal y a su país en general, contribuyendo así a su desarrollo. Sin solicitar ayudas públicas, en 18 años el artista declara haber invertido ya más de 800 M de THB (baht tailandés) -unos 20 M de euros- en la construcción de Wat Rong Khun.

Templo Blanco Tailandia

Templo Blanco Wat Rong Khun (Tailandia)

Chalermchai Kositpipat es un firme sostenedor de que el arte y la cultura pueden mejorar la sociedad. Fiel a su visión, por un lado pretende elevar el arte Thai a nivel mundial y por otro difundir la esencia del budismo, combinando así dharma y arte.

En el interior del templo los murales – en los que se sigue trabajando – ilustran de forma directa e inmediata el mensaje principal: la lucha del bien contra el mal (representado por varios iconos actuales del capitalismo) y la religión budista como salvación, narrando historias sencillas y comprensibles, al igual que el arte medieval pretendía instruir al pueblo.

Chalermchai Kositpipat, que procede de una familia humilde, es un ejemplo de superación y en su país se le otorga el trato de una estrella de cine, como pudimos comprobar durante nuestra visita, ya que tuvimos la suerte de coincidir con él.

Chalermchai Kositpipat artista promotor del Templo Blanco de Wat Rong Khun

Chalermchai Kositpipat artista promotor del Templo Blanco de Wat Rong Khun

La tienda de piedras preciosas más grande del mundo

En algunos tramos de nuestro viaje hemos participado en excursiones de grupo, en las que no suele faltar alguna que otra parada de tipo comercial. En nuestro caso ha sido a una macrotienda de piedras preciosas y a otra de seda, ambas en Chiang Mai.

¿Qué podemos aprender de este tipo de empresas a nivel de marketing y venta?

En primer lugar, la importancia crucial de los acuerdos comerciales con socios estratégicos, en este caso  con los varios touroperadores y agencias de viajes, para garantizarse su confianza y fidelidad.

No sé si la tienda de piedras preciosas que visitamos es la más grande del mundo, como se autodenomina, pero su finalidad es que te sientas en un entorno diferente, único, privilegiado.

La experiencia de cliente se mima especialmente en estos espacios, pensados para que te sientas cómodo, con aire acondicionado, bebidas gratuitas o agua a disposición – el calor es agotador en esta época del año –, personal atento que se te dirige en tu propio idioma, etc. En la tienda de piedras, nada más entrar, nos sentamos cómodamente en una salita para visionar un video de bienvenida en español sobre Tailandia y los yacimientos de piedras y su elaboración.

Ya descansados, el circuito preveía un paseo frente a los artesanos trabajando las piedras o la seda, lo que produce sensación de autenticidad y de producción local.

En la exposición comercial, entra en juego la venta pura y dura. Una legión de vendedores hispano-hablantes surgidos de la nada nos rodean y en cuanto alguien muestre el mínimo interés, su vendedor ya no le suelta. Dominan a la perfección las técnicas de venta: simpatía, empatía, tenacidad, escucha activa, quieren averiguar cuánto estás dispuesto a pagar, qué buscas, incluso procuran no agobiar en exceso, aún  siguiéndote a todas partes. La táctica de precio suele ser “de mayor a menor”: se empieza con los “objetos de deseo” – que demuestran el caché de la tienda -, para bajar progresivamente a cotas más accesibles.

No está de más decir que casi todos en el grupo hemos acabado comprando algo…

 

¿Habéis visitado Tailandia y estos lugares en concreto?

¿Tenéis mi misma impresión? 🙂